El mandato de los 'grandes logros' de fin de año
Una pequeña guía para no morir por comparación o autocrítica cuando todo el mundo parece haber tenido un gran año.
Se acerca el fin de año aayy…diciembre, la época del año en que hacemos inventario detallado de nuestras vidas -ya sea en redes sociales o frente el implacable espejo-, para contar qué hemos logrado y qué queda pendiente de llevar como peso; proyecto, ilusión o culpa, al equipaje del año siguiente.
A fin de año, más que nunca, las redes sociales son como un bazar donde todo el mundo parece divertirse más, comprar más, vender más, tener mejores familias, mejores casas y outfits, más cenas de navidad con cientos de amigos, más fiestas y amor, prosperidad, arboles de navidad gigantes llenos de luces y bolitas pintadas a mano con la cara de sus mascotas, regalos tremendos, balances de año espectaculares (“el mejor año de mi vida”) y lo más irritante de todo:
ya tienen perfectamente planificado el 2023…
Ayyñññ cuánto les odio en secreto 😂mientras pienso ¿cómo hacen, marica? (leer en acento colombiano).
No me malinterpretes. AMO DICIEMBRE.
Amo la navidad, amo el autobombo cuando viene acompañado de algo más que “autograndiosidad”, amo la celebración de esa tradición: el ritual de gratitud y unión familiar (entendiendo familia como natural o elegida).
Sin embargo, en los últimos años (será porque estoy más “mayor”), a medida que el tiempo corre más rápido; siento que por esta época se ha exacerbado un mandato del éxito y de felicidad de vitrina.
Algo que me resulta un poco agresivo y anticreativo porque…
#1. Estandariza la idea de éxito a unos criterios de logro que no funcionan para todo el mundo.
ej: Si no crecí en redes sociales como X, fracasé. Si no empecé a estudiar una nueva formación como XY, perdí el tiempo, etc.
y
#2. Obstaculiza la posibilidad de abrazar ciclos individuales de inicio y cierre, de siembra y cosecha, de arranque y quietud. Haciéndonos creer que todas debemos obtener frutos al mismo tiempo.
Así que a continuación quiero compartirte:
Una pequeña guía de 3 ideas
para no morir por comparación o autocrítica cuando todo el mundo parece haber tenido un gran año.
1. Piensa en ti como observadora en lugar de obsesionarte con ser observada
Cuando te miras en un espejo, te ves a ti misma casi como si fueras dos personas diferentes:
una que ve y otra que es vista. Ambas versiones tuyas son importantes.
Hace poco comencé a curiosear BeReal. Una app en la que, como su nombre indica, el objetivo es la “autenticidad” (si eso es posible en las rrss). La app te notifica una vez al día que tienes dos minutos para sacar y publicar una foto de lo que estás haciendo, por muy mundano que sea, más una selfie. No tiene filtros ni botones de edición:
Usándola y viendo la cotidianidad tan bella y ordinaria (mi tipo de app😂 ) de miles de personas que no conozco. Pienso que la mayoría de nosotrxs pasamos demasiado tiempo creyendo que somos observadxs y no lo suficiente observando.
DATO PARADÓJICO: pasé meses con la app instalada como observadora. Y solo hasta ahora me animo a postear.
DATO CURIOSO: En la app hay más generación Z que millennials. Vamos mis amigues que vimos facebook nacer, no nos atrasemos jaja!
Nuestro sentido de felicidad sube y baja como un yo-yo, dependiendo de si nos percibimos positiva o negativamente en un momento dado. Esta inestabilidad, que a veces varía en un mismo día, es difícil de soportar; no es de extrañar que el ensimismamiento esté asociado con la ansiedad y la depresión.
Pensamos constantemente en nosotras mismas y en cómo nos ven los demás;
nos miramos en todos los espejos;
revisamos nuestras menciones en las redes sociales;
nos obsesionamos con nuestras identidades
fantaseamos con lo que los demás opinan acerca de nosotras.
Verse a sí misma(o) como un objeto en lugar de un sujeto también reduce nuestro desempeño en tareas ordinarias. De hecho, se ha demostrado que es menos probable que las personas prueben cosas nuevas cuando están tan obsesivamente enfocadas en sí mismas.
Es decir: cuando te prestas demasiada atención a ti misma(o), ignoras lo que te rodea.
CONCLUSIÓN #1:
Nunca erradicarás la autoobservación, ni deberías querer hacerlo. La necesitamos y es la base del autoconocimiento. Pero en lugar de obsesionarte contigo como ombligo del mundo y con “quien deberías ser y haber logrado”, puedes adoptar prácticas conscientes que reduzcan la cantidad de tiempo que pasas objetualizándote**.
Hábitos cotidianos que pueden ayudarnos a trascender esta tendencia:
Evita los espejos o pasar demasiado tiempo en ellos mirando minuciosamente,
desactiva las notificaciones en redes sociales,
quita la vista propia en zoom o reuniones virtuales,
haz el ejercicio de no hablar de ti en reuniones familiares o de amigos sino de escuchar, hacer preguntas e interesarte por los demás.
Elige el outfit o la ropa sin pedirle opinión a nadie.
Haz cumplidos
Da like / comenta cuando algo realmente te guste en redes sociales.
Practica el no juzgar: haz afirmaciones puramente observacionales en lugar de basadas en valores. En lugar de decir "Este café es terrible" di "Este café tiene un sabor amargo".😂 (lo del mal café es ironía?)
Elige la interacción sobre la vegetación = Suelta el put% teléfono y conversa.
**OBJETUALIZAR convertir en objeto, desprender de su valor humano.
2. Si quieres hacer un balance real de tu vida: haz una pausa.
Una pausa no es solo tomarse un descanso. Sino hacer posible otra manera de pensar, hacer y sentir.
Hacer una pausa es darnos la oportunidad de estar presentes para notar aquello que solemos ignorar o pasar por alto.
Es fácil medir cuánto dinero estamos ganando. Es mucho más difícil notar cuánta calma perdemos en el proceso.
Sabemos el precio de nuestros gastos pero no el verdadero precio que paga el cuerpo por mantener la misma postura manejando o en un escritorio, por el mal dormir, ignorar las emociones e ir con prisa siempre.
Sumamos sellos en el pasaporte y fotos en restaurantes pero no sumamos adecuadamente lo que el viaje por trabajo a otro país a veces hace a nuestros niveles de serenidad y creatividad o la mella que crea la distracción en nuestra relación con quienes nos importan.
Nos quejamos por la inflación, la subida del dólar y el nuevo gobierno pero no nos damos cuenta de la toxicidad en la información que consumimos y cómo eso afecta nuestro estado de ánimo.
Compramos un carro o coche nuevo pagado a plazos pero no nos damos cuenta del impacto que supone para nuestras mentes sensibles y nuestro cuerpo el no salir a caminar .
Nos quejamos porque “¡qué caro es un psicólogo hoy en día!” pero no entendemos que el insomnio y ansiedad es la venganza de nuestra mente por todos los pensamientos y creencias que descuidamos y crecen como“maleza” en nuestra mente sin que nos demos cuenta.
Sumamos a la CV proyectos y trabajos hechos para todo el mundo pero ese curso que compramos o ese proyecto creativo sigue esperando a que nos prestemos atención.
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Pausar es un derecho creativo. Repite este mantra:
3. No necesitas sumar sino restar
Siempre he pensado que necesitaríamos experimentar mucho menos si supiéramos cómo sacar el valor apropiado de lo que ya hemos hecho y visto. Nuestro impulso por el movimiento constante es síntoma de que estamos olvidando la capacidad de disfrutar.
Como dice Austin Kleon La creatividad es una resta: En una era de sobreinformación elegir qué dejar afuera es clave. Tener una amplia gama de posibilidades es la receta perfecta para abrumarnos y no empezar a hacer algo.
Así que te propongo lo siguiente:
Haz una lista de logros no “mostrables” pero son importantes para ti y a veces temes no disfrutar:
Ver el crecimiento de tus hijos,
“llenar” la agenda de días vacíos sin compromisos,
conocer verdaderamente a tu madre o padre en una nueva etapa de madurez,
ver el cielo al atardecer todos los días,
Escribir un diario,
Tomar café por la mañana en la cocina con tu gato.
Regar las plantas y quitar el polvo de sus hojas
Replantar las macetas que llevan meses vacías y apiladas en un rincón del patio o balcón.
CONCLUSIÓN #3:
Creo que sentimos la necesidad de tantas experiencias nuevas porque la distracción no nos permite en absorber las que hemos tenido.
Así que no tengas prisa por correr hacia lo nuevo o sacar conclusiones apresuradas sobre lo que crees no haber logrado.
El presente es una cosecha en sí mismo.
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"permanecer libre de apegos a las buenas experiencias y libres de aversión a las negativas." Permitirme ver mi vida, observar quien soy libre de juicios de valor. Decirle al 2022 gracias por lo que fue y punto.
Se me hace curioso que la mitad de diciembre esté regida por Sagitario y Júpiter: la exageración, la celebración, el positivismo, la expansión; mientras que el resto de diciembre y la mitad de enero las dirige Capricornio y Saturno, necesitamos sobriedad, mesura, calma y cabeza fría para vivir el tránsito/duelo/transformación de un año a otro.
Aparentemente cambia todo o sólo un número, para mí el reto es entender que en este continuo que es el tiempo, a veces somos celebración, otras revisión y planeación. Más que medirnos con el vara social o con el espejo distorsionado de las redes sociales, quisiera aprender a alinearme profunda y vitalmente con estos ciclos, infinitos y entrelazados, aprender a subir cuando la energía suba, aprender a bajar cuando la temporada lo proponga. Dormir cuando el sol se ponga, despertar cuando él despierte. Sentir el refugio del invierno y la expansión primaveral. Sembrar mis sueños en luna nueva, podar en menguante y cosechar en luna llena. Alimentarme de lo que permanece y empezar a des-romantizar estos estímulos y distractores que hacen que me olvide que merezco la dicha y que soy digna sólo por estar viva.
Gracias, Caro, por tu voz, por tu sensibilidad, por tu acento paisa que me conecta con la música en las palabras, con la lentitud y la sensualidad que hay en tu modos. Salud por el 2022 y por el 2023, por la vida!
Ame este correo, me encanto el: Ayyñññ cuánto les odio en secreto 😂mientras pienso ¿cómo hacen, marica? (leer en acento colombiano), fue como haberte escuchado literalmente! Gracias por lo compartido Caro, espero poder ser parte de la Pausa :)