Estés viviendo lo que estés viviendo, es sólo el comienzo
Sobre el duelo y el valor creativo de las etapas de incertidumbre
Estemos viviendo lo que estemos viviendo, pensemos: “Esto es sólo el comienzo”, escribió Alejandro Jodorowsky el otro día en su instagram. Hubo un tiempo en que me dediqué a ver sus películas y leerlo. Incluso asistí a un taller que dió en Valencia hace varios años.
Recuerdo que el aforo del teatro estaba completo y en determinado momento nos pidió levantaranos de la silla y mezclarnos con todo el mundo. Diez minutos después, yo estaba intercambiando biografías con un desconocido; contándole mi vida entera. Después a otro y a otro. Una y otra vez, de diferentes maneras, con detalles íntimos, en orden cronológico; hacia atrás. Hasta que ya no sabía muy bien ni de quién estaba hablando, ni si esa historia que estaba contando era mi vida o la estaba tergiversando; añadiendo detalles, quitándolos o robando historias de otros, ni qué carajos estaba haciendo ahí.
Lo cierto es que cuando uno cuenta la historia de su vida todo parece tener conexión, hilo, orden, sentido, razón de ser. Incluso lo trágico e inesperado, encaja.
La vida le crea espacio en la mesa a aquello que no estaba invitado a los planes como diciéndole: “sírvete, estás en tu casa. Donde comen dos, comen tres”. Y se va agrandando la mesa y tú mientras tanto, en la cocina, horneando certezas, planes, expectativas para un banquete en el que te cambian el menú sobre la marcha. Sirves y te comes incluso, lo que más rechazo te generaba. Y entonces, cuando crees que ya solo te queda el postre, todo vuelve a empezar.
El final es el comienzo.
“Do search. But in order to find other than what is searched for.”
Aconseja el pintor Richard Diebenkorn en sus Diez reglas para iniciar proyectos creativos: “Busca pero busca para encontrar una cosa distinta a la que estabas buscando”.
Crear es en esencia eso, ¿no?
Hacer/Dejar que aparezca algo que antes no existía.
Te vas a vivir al extranjero y terminas -como yo- años después, planteándote volver a tus raíces.
Te propones escribir un libro y terminas haciendo un podcast.
Crees que tu herramienta de arte es un pincel o una guitarra y descubres que tu creación no se basa en un lienzo o un instrumento, sino en una familia.
Comienzas a estudiar algo nuevo y terminas descubriendo que quieres divorciarte.
Puede que te propongas irte un tiempo a la montaña pero llegar al otro lado te toma diez años.
Y te das cuenta:
Incertidumbre no es ignorancia.
No saber es una disposición primitiva a confiar.
A dejar la certezas en suspenso saboreando el no-resultado, admitiendo como posible otro tipo de respuesta.
La paradoja de un duelo
Hace unos días vino a casa Sofi, una amiga que está grabando una serie de entrevistas a mujeres que trabajan con la creatividad de alguna manera y a la que tuve el honor de ser invitada.
Mientras caminábamos por Sevilla en busca de tomas para grabar, conversábamos sobre mi momento actual de la vida. Estoy cerrando ciclos radicalmente con casi todo lo que parecía ser mi universo: un matrimonio, la ciudad en la que he vivido por siete años, círculos sociales, hábitos, incluso mi trabajo y proyecto creativo.
Un viaje circular: Duelos. Sensación de fracaso. Muerte de una identidad. Sanación. Sensación de cosecha. Milagros inesperados. Renacimiento. Y mucha, mucha incertidumbre.
En un momento de la conversación, me di cuenta de que todo lo que yo decía era un argumento. Me excusaba, daba explicaciones y respuestas no pedidas acerca de por qué este año mi productividad ha bajado tanto y por qué tengo una vaga idea de lo que sigue para mí en esta nueva etapa.
“Pero es apenas normal, Caro… con todo lo que has estado haciendo”, me dijo.
Ese tono que uso. Esas palabras, esa empatía activaron en mí una pregunta y un reconocimiento.
La pregunta:
¿Y qué es lo que he estado ‘haciendo’ si un duelo es de todo menos productivo?
El linaje cultural del que venimos ha mirado con recelo el tiempo improductivo de las transiciones. Las épocas no utilitarias como las de un duelo o las de una adaptación. Etapas de no saber, de incertidumbre que no producen nada obvio, no son cuantificables, ni fáciles de nombrar y que por ende, están categóricamente en el medio de la nada.
Pero poco hablamos de la fuerza que hay que desplegar para tomar decisiones en momentos así.
Del enfoque samurai con el que la mente corta los apegos y el cuerpo pone límites como una katana.
De la rabia que hay que canalizar y la energía física que eso toma para crear caos y fundar un nuevo orden.
Del estado de alerta constante en el que se entra para mantenerse viva y amada por una misma, a pesar de la narrativa de pérdida y fracaso que se instala.
Poco hablamos de que duelar es mantenerse a flote y pagando las cuentas en una marea que cambia sin previo aviso y te envuelve en un oleaje oscuro de nostalgia, culpa y cansancio en horas laborales.
Poco hablamos del mérito que tiene convertimos en maestras y maestros de lo intenso cuando estamos duelando. Podremos no saber hacia dónde vamos, pero somos los mejores testigos de lo emocionante y lo bello porque el presente es un estado de emergencia y la piel se nos pone muy fina, todo nos traspasa.
La palabra HACER tiene 58 definiciones en la RAE. Por lo que existen múltiples posibilidades de hacer en la vida:
hacer una fortuna,
hacer un ensayo para una Newsletter,
hacer una mudanza de país,
una conversación, un edificio,
hacer memoria,
hacer una separación,
hacer un poema,
hacer una empresa,
hacer un bebé,
hacer un arroz,
hacer silencio,
hacer lo que se le da la gana,
hacer un dibujo durante una reunión,
hacer un ajuste,
hacer un movimiento que amplifique o invierta la forma en que entendemos algo,
hacer lo que hay que hacer,
hacer lo que se puede con lo que se tiene
y dejar que el resto se haga.
Así que responderme esa pregunta me llevó a un (auto)reconomiento:
El propósito de atravesar un cambio vital y salir renacida no es la productividad, es la sanación.
Y “sanar es reconciliarse con la vida”… no es poca cosa.
Llevo años repitiendo hasta el colmo del cliché que todos los seres humanos somos creativos. Pero esa condición connatural trae una responsabilidad, la responsabilidad creativa es la práctica de reconocer.
“Pero es apenas normal, Caro… con todo lo que has estado haciendo”
Ahora puedo reconocerlo: la labor del marinero en medio de la tormenta.
Una vida de creativa no es una serie de obras de arte, proyectos, producciones: es una práctica cotidiana. Una práctica de preguntas más que de respuestas, de esperar a encontrar lo que ni siquiera sabías que necesitabas, de dejarse guiar “como la mano al ciego”.
«La inspiración, nace de un continuo "no sé"»
dijo Wislawa Zsymborska -una de mis poetas favoritas- en su discurso de aceptación del Nobel. “Estimo altamente estas dos pequeñas palabras: «no sé». Pequeñas, pero dotadas de alas para el vuelo. Nos agrandan la vida hasta una dimensión que no cabe en nosotros mismos y hasta el tamaño en el que está suspendida nuestra Tierra diminuta”.
La leo y pienso que muchos de nuestros “no sé” contienen al menos una certeza pequeñita: la certeza de lo que definitivamente no queremos (más). Quizá no sabemos qué queremos o hacia dónde hay que ir pero intuimos lo que no queremos y hacia donde no es más y pienso que eso en ocasiones, podría ser suficiente.
Lo que es cierto para escribir un poema o pintar un cuadro, es aún más cierto para la vida que es la obra de arte máxima:
Vamos siempre desde lo que sabemos hacia lo que no sabemos.
Siempre.
UNA INVITACIÓN:
YOGA & ESCRITURA - CICLO MAYO 2024
Última semana de inscripciones.
¿Cómo no perder el centro?
¿Hay centro?¿Cómo ser un poco más árbol que se flexibiliza en la tormenta sin quebrarse?
¿Cómo cultivar la práctica de conectarnos con el apoyo de la Tierra y su fuerza de gravedad?
¿Qué prácticas y herramientas son raíz en tiempos de incerteza y cambio?En este post te conté QUÉ ES Y&E: CLICK PARA LEER
COSAS QUE ME HAN HECHO FLIPAR ÚLTIMAMENTE:
Este libro de May Sarton. La escritura como casa, la casa como página en blanco, reflexiones cotidianas, iluminadas sobre la amistad, el amor, la palabra hogar, las mudanzas, la naturaleza y el universo creativo. Si mi vida fuera una serie este sería el título: Anhelo de raíces.
2. El documental de Marina Abramović & Ulay: No Predicted End.
Marina Abramović es una de las mujeres que más admiro. Me leí su biografía, compartí hasta el cansancio The artist is present en mis talleres. Uno de mis sueños es ir a ver sus performances en algún lugar del mundo. Su historia de amor con Ulay es fascinante. Este documental me conmovió, las relaciones son definitivamente una oportunidad para hacer arte con nuestra vida.
Gracias por leer, cuéntame cosas en los comentarios. Conversemos y si te gusta, comparte.
Hola Caro, y a quienes por aquí anden. Qué decir.... Que hace un año, en un momento en el que todo parecía romperse en mi vida di con ese mismo libro de Mayo Sarton, y fue un cable a mí misma. Pero hay algo más, una planta extiende raíces no por afincarse en tierra (o no sólo) sino fundamentalmente para captar oxígeno (así es como una planta echa raíces en un frasco con agua). Por lo que no se trata de al fin de agarrarnos de alguna tierra firme, alguna certeza, o alguna verdad definitiva. Sino de procurar siempre cuánto nos nutra. Dejo por aquí una reflexión de Carmen Martin Gaite que recordé mucho al leer este news, y que acompaña siempre: "lo importante es saber lo que no se quiere; lo que se quiere hay que inventarlo, mudarlo, conquistarlo a cada paso, y mientras se mantiene esa incógnita, hay vida, hay camino, no se ha caído en la inmanencia". Besazos!
"Incertidumbre no es ignorancia.
No saber es una disposición primitiva a confiar."
Revelador. Gracias.