80 cosas que nos salvan +1
Las cosas que nos salvan. Tan importante no perderlas de vista porque todas, alguna vez, hemos necesitado razones; de algo o de alguien que nos lance un chaleco salvavidas en medio de un naufragio.
Mi experiencia al escribir este newsletter (o simplemente al escribir), es encontrar fuerza a través de la vulnerabilidad.
Cuando creas algo, lo que sea, estás abierta a todo lo que ocurra. Incluido el fracaso, incluida la vergüenza.
Una mente que pendula
Hay vulnerabilidad en compartirse y una libertad tremenda…
Ser verdaderamente vulnerable es existir junto a la posibilidad de que las cosas se vayan al carajo en cualquier momento. O no.
¿Sueno dramática? sí y no.
Sí, porque estoy atravesando días intensos y no tengo miedo en compartirlo. Dado que no es la primera vez que comparto que mi mente es pendulante y cuando hay mucho movimiento, el péndulo toca extremos en los que mi salud mental se vuelve frágil.
Igual que ocurriría si tengo una temporada en la que duermo poco, trabajo mucho, me alimento mal y me mojo en un aguacero, entonces me da un resfrío.
Así como pasa con el cuerpo, así pasa con la mente. A veces se bajan las defensas.
Y no, porque desde este lugar -y ojo, no estoy romantizando la vulnerabilidad-, puedo sentirme muy viva y receptiva a todo tipo de cosas, creativa y espiritualmente.
Es un lugar lleno de matices que se siente tan peligroso (porque puedo rozar la ansiedad-la depresión con los dedos) como lleno de potencial: es en este estado donde mi mente se abre a buscar inspiración y donde suelen ocurrir mis grandes cambios.
Así que si una cosa me ha enseñado la creatividad todos estos años, es que cuanto más tiempo pase disponible al presente, menos preocupada estaré de cómo seré percibida o juzgada desde afuera, y ahí es donde, en última instancia, está mi libertad.
Quemar las naves, saltar del barco
Para mí los cambios siempre implican “quemar las naves”. Es decir, saltar al agua de lo incierto cuando llegue el momento y prenderle fuego al barco en el que venía navegando porque cumplió su ciclo; pero sobre todo porque siempre existe el riesgo de aferrarse al viejo paradigma personal: creencias, personas, trabajos, lugares, hábitos. En fin.
Cada vez que hay un cambio, hay un barco por quemar.
¿Y entonces qué hacer? Pues pasan muchas cosas.
Llegan los momentos naufragio: la tormenta nos ahoga y ahí nos podemos quedar meses e incluso años.
O podemos agarrar un salvavidas. Y los hay de 2 tipos:
-Los ajenos: Personas o vías de escape que nos sirven por un tiempo pero luego se desinflan.
-O los propios: aquellos salvavidas que tú misma te haces con los restos del barco: herramientas aprendidas, hábitos, relaciones sanas, dichas cotidianas.
Y estos últimos, son los que realmente salvan.
Los que te llevan a la orilla y te enseñan a mover las piernas, a nadar y a flotar en lugar de luchar con la marea.
Así que aquí me encuentro.
Flotando en las cosas que me salvan sin saber cuando tiempo me llevará o cual es realmente el barco que está en llamas.
Porque si algo me ha enseñado la creatividad es que siempre está sucediendo más de lo que podemos ver o entender, y necesitamos encontrar una manera de apoyarnos en el misterio de las cosas para no retroceder siempre hacia la mente conocida.
Las palabras siempre las palabras. Conversadas, escritas, leídas. “Siquiera tenemos las palabras”
Los atardeceres porque no hay nada más rutinario y repetitivo; y sin embargo, cada día el cielo se pinta a sí mismo distinto. Bueno, los amaneceres también.
La voz de mamá en el teléfono y sus sabios consejos
La música, en especial esas playlists de piezas clásicas, ondas alpha y mantras que todos hemos creamos alguna vez.
La amabilidad de un desconocido
Que te digan “no es tu culpa, has hecho lo mejor que has podido”
Las conversaciones incómodas que empiezan con un “yo siento” y terminan con un abrazo
Ese instante ritual que se le hace a la primera taza de café del día
Los libros que te hacen querer abrazarlos cuando terminas la última página
Cuando alguien dice “Si te sirve, yo me siento igual” o “Sé lo que estás pasando, te entiendo” y te das cuenta que la humanidad es compartida, que todo lo humano es transformador y transitorio y mereces autocompasión.
Que canceles una cita a último minuto porque tienes el periodo o estás muy cansada o digas “llego con retraso” y la otra persona responda: “no te preocupes, a todos nos puede pasar”
El mango maduro
Quedarte admirando un pájaro
Darte cuenta que estás del otro lado de un reto para el que no te sentiste nunca preparada
Los recuerdos que has coleccionado todos estos años
Preparar una receta al horno
Apagar el celular y no volver a tocarlo en varios días / Desaparecer de redes sociales o de ciertos entornos sin dar explicaciones (y cómo salvan aquellas personas que no se toman personal el hecho de que necesiten darte un tiempo)
Cuando te das cuenta que sentir el dolor es menos doloroso que las cosas que haces para evadirlo
La gente que defiende causas humanitarias y ecológicas y te recuerdan que no eres el ombligo del mundo
Leer o escuchar a Carl Sagan: “el universo siempre será mucho más hermoso y grande que nuestra capacidad de entenderlo”.
El mensaje de esa amiga que pregunta “¿Cómo estás?” sin introducciones y está dispuesta a escuchar una respuesta larga
Limpiar y ordenar la casa a tu manera y detenerte a mirarla con un suspiro pensando “debería hacer esto más seguido”
Los planes improvisados que empiezan con un “¿Qué estás haciendo?”
Confirmar que después de los 30 es posible hacer grandes amig@s
Los orgasmos
Renunciar a algo al menos una vez en la vida o cada cierto tiempo
Salir a caminar con audífonos esos días en que no tienes el control de lo que pasa (y en el camino darte cuenta de que nunca tienes el control de lo que pasa)
Ese amigue que domina el arte milenario de relativizar los dramas
Tener a alguien a quien llamar hermano(a)
Las carcajadas que terminan con un gruñido de cerdo para agarrar oxígeno
La rabia cuando llevas tiempo sin permitírtela y la usas para lo que consideras justo y necesario/ la calma cuando sueltas el timón porque llevas mucho tiempo intentando controlar el barco
Los objetos, canciones, olores, sabores que te recuerdan tu infancia
Escribir a mano, tener un diario y hallar atajos para decir lo que ni siquiera sabías que tenías para decir
Ver a alguien que tiene la fuerza de expresar su necesidad, reclamar lo justo, alzar su voz ante lo injusto y pensar “yo también puedo”
El día que decides perdonar aunque no te pidan perdón
Llorar como si no hubiera mañana
Follar como si no hubiera mañana
Bailar como si no hubiera mañana
Meditar e ir a terapia para cuestionar tu narrativa mental
Ducharte, ponerte cremitas que huelan rico, abrir el clóset y decir: hoy me quiero sentir sexy.
Viajar a lugares sin wifi
Las ideas… cuando comienza a germinar la creatividad y brotan las ganas de hacer, de ilusionarte.
Seguir la intuición en el momento justo; ese pálpito, imán, chispazo, esa voz, ese lenguaje del cuerpo
Tener citas contigo misma una vez al mes, defender tus momentos de soledad
Los poemas de Mary Oliver, Roberto Juarroz, Wislawa Szymborska y Sharon Olds
Mirarte a los ojos frente al espejo y decirte -en voz alta y con firmeza- ese mantra de Karol G: “La mujer en la que yo me voy a convertir después de esto”
Darte cuenta que no tienes derecho a culpar a tú Yo del pasado.
Ir a ese restaurante que te encanta y decir: mesa para uno.
Las palabras Dios, universo, amor, pachamama, sagrado misterio y divinidad como sinónimos… y conversarle en las noches de insomnio.
Comprarte un vuelo sin pedir permiso ni aprobación de nadie
Cuando piensas “menos mal vine” el día que tanto te costó salir de la cama
La gratitud inmediata que siente el cuerpo al hacer actividad física, corregir tu postura y elegir mejor lo que comes
El día que declaras: voy a descansar, necesito ir lento
Hacer camping en el bosque, caminar hasta la cima de una montaña, flotar en el mar como si fueras una boya
Las pelis de Almodóvar, Kim ki-Duk y Sorrentino
Entrar a un museo o a una librería y dejarte llevar sin pretensiones ni límite de tiempo
Ver en aquello que te inspira una invitación de lo que es posible para ti, en lugar de acumular envidia a base de comparación.
El arte -de todos los tiempo y en todas partes-… si quiera tenemos el arte
Las ganas de aprender por encima del mandato de “hacerlo bien”
Cuando ves un árbol muy grande y te preguntas cuántos años tendrá …
Volver a confiar
Irte, volver, quedarte and repeat
El día que aprendes que ese hábito que estás cultivando no es una cuestión de autoexigencia sino de aprender a ser mejor amiga de ti misma
Las frases que encuentras en las paredes de cualquier ciudad
Rodearte de gente que te hace reír y te enseña a reírte de tus propias torpezas
Decir NO
Bañarte en un río
Tomar riesgos / romper alguna regla
Cultivar los opuestos: rodearte de gente muy distinta a ti, probar cosas que no se parezcan a lo que se espera de ti, leer sobre temas de los que no tienes la menor idea, escuchar distintos géneros musicales.
Irte temprano de una fiesta sin importar lo que te digan
Quedarte hasta el final de la fiesta que tanto necesitabas
Leer esa frase de Fernando Vallejo que dice que la felicidad sólo existe en la nostalgia del pasado y estar en desacuerdo porque la encuentras en el presente y entonces, prefieres la frase de Thoreau que dice que la felicidad solo existe cuando es compartida
Decirle a alguien “estoy orgullosa de ti”
Desear algo, desear a alguien. Reclamar tu derecho a ser deseante
Admitir que has cambiado de opinión
Conocer una especie animal por primera vez
Amar a un animal / sentirme amada por un animal
Aprender el nombre de una planta, de una flor / cuidar de una planta
Sentir que te amas a través de una decisión por cotidiana que sea
Haber amado hasta romperte y aún así, seguir dispuesta a amar
+1 Darte cuenta que cuando escribes listas así, te entran unas ganas tremendas de vivir porque descubres de nuevo cosas que ya conocías y en el fondo sabes que -sea lo que sea y pase lo que pase- esto también pasará.
Así que te pregunto ¿Cuáles son esas cosas que te salvan?
Déjame leerte en los comentarios :)
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Gracias por leerme y recuerda que siempre es hoy,
Caro.
Mi hija ♥️, mi compañero, mis mascotas, tener mi propia manada, leer, bailar, dibujar, nadar, pintar, escribir, la naturaleza, el agua, pero sobre todo me salvó yo misma 🥹
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